Crónica del Celsius 2025. Parte 2 [Miércoles 16]


 El miércoles de festival empecé con ilusión por ver el encuentro con Bárbara Hambly en La Casa de las Mujeres. Ella había sido una de las autoras que había leído para prepararme para este Celsius, así que tenía muchas ganas de verla. 

Antes de que empezara el Celsius, ya había ido hasta el lugar para ver dónde era, y también dónde se encontraba el edificio de Servicios Universitarios. 


Llegué puntual y me puse en la cola. Estaba en la mitad cuando se nos avisó de que la sala estaba llena y que nadie más podría pasar a ver el encuentro. 


Así que un montón de personas, tanto delante como detrás de mí en la fila, tuvimos que darnos la vuelta y volver por donde habíamos venido. 


La situación estaba clara: la Casa de las Mujeres era un lugar demasiado pequeño para una autora de la popularidad y el reconocimiento de Bárbara Hambly. 


Me sentí decepcionado, pero aún estaba lejos de comprender que el hecho de que muchas personas se quedaran fuera de las charlas sería la tónica habitual de esta edición del festival. ¿Cómo podría saberlo? Hasta este año, el espíritu del Celsius había sido poder entrar a las charlas de estos autores y escucharlos en persona. Las firmas en las ediciones anteriores eran un complemento de esta experiencia, sentir cercanía con estos autores. 


Con mis planes para ese día descartados, decidí regresar al Celsius y ver qué podía hacer en ese punto. Es por eso que ese día me centré en explorar el festival, aunque también en disfrutar de algunas charlas. 



Primeras presentaciones de la mañana

Cuando llegué a la carpa del Celsius estaban presentando ¿Por qué no hay gatos en Marte? de María Ángulo, acompañada de la mismísima Cristina Macía. Solo vi el final, pero como no pude ver el encuentro con Bárbara Hambly decidí quedarme en la carpa y ver las presentaciones que se celebraban en ese lugar. 


La siguiente que vi fue la presentación de Los Averni de Laura Blanco, me llamó la atención lo que se dijo de esta novela durante la charla, y es muy probable que termine leyéndola aunque en ese momento no la compre para que me la firmara. Contaron que era una novela de vampiros con escenas similares a las de Bridgerton para después tener momentos que recordaban a Van Helsing, y de esta forma ser una novela con aires de Jane Austen, pero también de Mary Shelley. 


Siguiendo a esa, vi la presentación de Tres niños tristes y medio unicornio a cargo de su escritora Beatriz Giménez de Ory, acompañada por Ana Campoy como moderadora. Una charla interesante sobre escribir para un público infantil, sobre hadas y cómo hacer para fomentar la lectura entre los niños. 


Explorando y comprando libros en el Celsius 232


Tras esta presentación, me fui a explorar el Celsius y a comprar
Corpus diaboli, pues sabía que su autora, Katherine Vega, estaba firmando en la caseta de Dimensiones Ocultas y quería que me firmara el libro. 

Fue agradable conocerla, y además con la firma también regalaba un marcapáginas, polvos peta zeta y crema Aloe Vera. Fue curioso, y no fue el único libro que me compré en ese momento.


Entre visita y visita a la caseta de la editorial Alberto Santos, cada vez que recorría el festival, terminé comprando uno de los libros que me faltaban de Rocío Cuervo: Los cuadernos de la cazadora Aterka. 




Tras darme unas cuantas vueltas por el lugar regresé a la carpa, aunque ya todos los asientos estaban tomados para el encuentro con Maximiliano Barrientos. Solo lo vi un rato desde fuera, antes de dar otra vuelta y enterarme de que Jay Kristoff iba a firmar libros ese día a las dos de la tarde.


La firma de Jay Kristoff

Considerando que ya había escuchado mucho de este autor, estaba deseando leerlo y justo su sesión de firmas coincidía en un momento en que no me perdía ninguna charla, algo raro con uno de los grandes autores. Así que decidí comprarme Nuncanoche y ponerme a la cola con algo de tiempo de antelación.


Fue una espera algo ardua porque hacía sol y no esperaba terminar en aquella impresionante cola, que después solo se volvería mucho mayor; así que recomendaría que en estos casos siempre es bueno tener un paraguas contra el sol, protección solar y una botella de agua. 


Pero mereció la pena, pude conseguir mi firma de Jay Kristoff y conocerlo durante unos momentos pese a la barrera del idioma, aún no manejo muy bien el inglés.



Tarde de presentaciones en el Celsius 232 

Tras eso fui a comer y regresé para la presentación de Arcología de Juan Miguel Aguilera. Tenía ganas de ver esta presentación desde que escribí sobre él en invitados al celsius, y aunque no llegue a tiempo y la tuve que ver de pie, sí pude ver lo suficiente.


La presentación me dejó con aún más ganas de leer a este autor, Arcología se ve como una novela de misterio científico, me sentí muy tentado a comprarla y que este escritor me la firmara, pero hubo unos factores que me lo impidieron. El primero es que también quería asistir a la siguiente presentación así que no salí de inmediato a comprarla, ya me estaba bastante en libros y eso hacía que me lo pensara mejor, y la última es que tenía el Excelsius 2025 y uno de los autores que me la firmarían sería Juan Miguel Aguilera, así que ya tenía su firma asegurada. 



En la siguiente charla se presentaba Teoría del gran infierno de Iván Humanes, un autor por el que sentía una gran curiosidad ya que nos seguimos mutuamente en Twitter. Era un libro de microrrelatos del que nos leyeron varios durante la charla. No tengo mucha experiencia con microrrelatos, pero así leídos sonaban muy bien, me recordaron mucho a poemas. Aunque también se nos habló de otro libro de Iván Humanes, Los Pratchett. Este título lo tiene en honor al escritor Terry Pratchett, porque según nos contaron, tiene un humor muy parecido al suyo.


Mi plan era esperar al final de esta charla para luego ir a comprar tanto Arcología de Juan Miguel Aguilera como uno de los de Iván Humanes, preferentemente Los Pratchett. Sin embargo, no encontrarlos y saber que Iván Humanes estaría firmando un poco más tarde en una de las casetas hizo más fácil quedarme a ver la siguiente presentación; ya contaba con la firma de Juan Miguel Aguilera gracias al Excelsius 2025.


Para mí el dilema del Celsius 232 siempre fue equilibrar ver las charlas con acercarme a obtener la firma de un autor que me resultara interesante, porque si haces esto último lo más probable es que no puedas ver la charla que viene después. 


Y la siguiente charla fue la de Salvación de Ramón San Miguel, que también me interesaba por el tema de ser un libro de ciencia ficción, como dije la vi a medias porque parte de la charla la pasé mirando los libros de Noveno arte, aunque pude ver lo suficiente para disfrutar de la charla, no tanto como para retener la información a largo plazo y poder deciros qué se contó. 


Tarde de compras en el Celsius 232

Una vez esta charla estuvo terminada me dediqué a dar una vuelta por el Celsius, como pude, pues recordemos que estaba atestado de gente, y lo de dar paseos tranquilamente viendo libros no fue una característica de esta edición. Aunque esta vez creo que había un poco menos de gente que el día anterior, así que fue un poquito más fácil.


Tuve muy buena suerte de darme esa vuelta en ese momento porque descubrí que Thomas Olde Heuvelt estaba firmando sus libros en una de las casetas. Para mí este es uno de los autores grandes del festival, así que me pareció un milagro tenerlo firmando en ese momento, y no iba a desaprovechar la oportunidad. 


Pues me puse a la cola a esperar, y ahí ocurrió uno de esos momentos que forman parte del factor humano del festival. Los que estábamos allí guardamos su sitio en la cola a un señor que no se encontraba bien debido al exceso de sol; pero después resulta que esa cola no era para comprar el libro, sino para firmarlo, así que tuve que moverme para comprarlo antes de regresar a la cola, y gracias a este señor pude conservar mi puesto y no tener que ponerme atrás del todo de nuevo. Así que podemos decir que esta es una situación donde las buenas acciones conducen a otras buenas acciones.  


A pesar de la barrera del idioma, fue genial conocer Thomas Olde Heuvelt, se notaba que era muy amable, aunque si digo la verdad todos los autores que vienen al festival suelen serlo. Me habría encantado tomarme una foto con el autor o simplemente tomarle una foto mientras firmaba, pero aún no tengo el instinto de hacer fotos durante estos momentos muy afinado.

Continué mi andadura por la plaza del Celsius y me encontré con un autor al que no conocía tratando de publicitar y vender sus libros, Liss Evermore. Si algo me ha encantado siempre del Celsius es poder apoyar a autores que recién están comenzando, así que no dudé en comprar uno de sus libros: El hotel Ferguson


Tras esto, ya sí que me encontré con Iván Humanes firmando en la caseta de Pez de Plata. Fue agradable conocerlo, o más bien desvirtualizarlo, estuvimos un rato charlando, me firmó el libro
Los Pratchett, y más tarde le mandé las fotos por mensaje privado en Twitter. 


Baldurs Gate 3 y charla sobre el mar

Terminada mi vuelta por el Celsius y mi sesión de compra y firma de libros, me adentré en el auditorio para ver el Encuentro con Lawrence Schick, en el que nos hablaría de cómo fue escribir Baldur’s Gate 3, un videojuego que me gusta mucho, por cierto. 


Aunque me encantaría haber retenido mejor la información, se me fue borrando de mi mente con el paso de los días. Sí recuerdo que fue genial y el contraste de escuchar a alguien que escribe en formato videojuego con las anteriores charlas que eran de libros. 


Tras esta charla vino la de Javier Sierra sobre los misterios del mar, una conferencia que se hace todos los años y que cada vez profundiza un poco más en el mar como fuente de narración. Siempre es fascinante saber lo mucho que desconocemos sobre los océanos de nuestro planeta en comparación con el espacio y la fragilidad de los humanos ante las criaturas marinas. 



La última charla del día

Tras esta charla, salí del auditorio para encontrarme con la última presentación que se realizaba en la carpa este día: Trumpsilvania de Luis Artigue, acompañado por Juan Miguel Aguilera. Ya había empezado para cuando llegué, y tuve que verla de pie fuera de la carpa, pero lo que pude ver me pareció una presentación muy divertida. 


Tras esto sí, ya abandoné el lugar y regresé a casa, no suelo quedarme a las actividades nocturnas porque después tendría que volver a casa en taxi en lugar de autobús. Puedo decir que tanto el primer como el segundo día fueron muy interesantes, en los que a pesar de no poder ver el encuentro con Barbara Hambly no faltaron cosas que ver y disfrutar.

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